Todos y todas tenemos nuestros momentos. Momentos en los que estamos super bien y momentos en los que no tanto.
Casi a punto de cumplir los 3 añacos, estoy en esa época que te pones sensible por cualquier cosa a la par que también a veces te trastornas por otras. Papá y mamá muchas veces no entienden el porqué de estos cambios de humor. Yo pienso que es normal que se sientan confundidos porque no venimos con un libro de instrucciones debajo del brazo (ni con un pan como dice mucha gente).
Todo esto viene a cuento porque hoy mamá me ha duchado y papá me ha puesto la cremita y el pijama. Siempre que papá me pone la cremita, me masajea las piernas y los brazos y me hace cosquillas, y como le digo literalmente: «Eso me mola». De hecho siempre quiero que sea él quién me ponga la crema hidratante. Pues bien, hoy antes de acostarme y contarme un cuento, le he dicho: «papá voy a darte un abrasito y un besito». A papá se le han iluminado los ojos, y yo le he dicho: «no te quites el besito ¿eh?». Papá me ha respondido lo siguiente: «No. No me lo voy a quitar, al contrario. Voy a guardármelo en la caja de besos que tengo». Yo no sabía que es eso, pero papá me lo ha explicado.
Yo a veces cuando me dan rabietas y me dan un beso, me paso la mano por la mejilla y digo: «ala, ya me he quitado el besito». Por esto papá me ha contado que tiene una caja para besos, y que justamente está donde el corazón. Me ha dicho que cada vez que le doy uno se los guarda ahí, y eso le ayuda a seguir. Entonces le he preguntado: «Papá, ¿yo también tengo una?». El me ha dicho que sí, y que está en el mismo sitio que la suya, pero en mi cuerpo (claro está).
Así que después de esto, he decido que todos los besos que me den, los guardaré en mi caja de besos, así cuando esté triste, o me de una rabieta echaré mano de ellos para sentirme mejor.
Y vosotros y vosotras, ¿también tenéis una caja de besos?. Ya me contaréis.
Besitos